Las leyes de atracción indican que uno puede atraer cosas positivas o negativas a su vida por medio de pensamientos y acciones. Se sustenta en la teoría de que todo está hecho de energía, así que el tipo de energía que emitas regresará hacia ti. Si estás listo para usar las leyes de atracción para decirle al universo lo que quieres, empieza por crear una mentalidad positiva. Luego, toma medidas para acercarte a tus objetivos y enfrenta las dificultades con una buena actitud.
Crear una mentalidad positiva
Enfócate en lo que quieres en la vida, no en lo que te falta. No pienses en tu auto viejo y malogrado. Más bien, imagínate manejando uno nuevo. Esto pondrá el enfoque en lo que quieres atraer a tu vida en lugar de lo que quieres eliminar. ¡Esto le envía al universo el mensaje de que esperas que te sucedan buenas cosas![1]
La idea detrás de esto es que lo que estás pensando es lo que quieres en tu vida. Entonces, si piensas “Quisiera tener un auto que no se malogre todo el tiempo”, de todas maneras, te estarás enfocando en tu auto viejo, no en uno nuevo.
Otro ejemplo es decirte a ti mismo “Estoy estudiando mucho para conseguir una buena nota” en lugar de pensar “Espero no desaprobar este semestre”.
Expresa tus deseos en términos positivos.
Es importante evitar frases como “no” para decir lo que quieres, como “No quiero perder mi trabajo”. Del mismo modo, no incluyas las palabras de lo que no quieres atraer. Por ejemplo, “No quiero perder” enuncia la palabra “perder” mientras que “Quiero ganar”, la palabra “ganar”.[2]
Las leyes de atracción dicen que el universo se aferra a las palabras que usas, no a la intención detrás de ellas. Esto quiere decir “deuda no” podría resultar en que el universo vea “deuda”.
Visualiza que tus sueños se hacen realidad.
Cierra los ojos e imagínate viviendo la vida que quieres. Imagina que realizas tu trabajo soñado, demuestras tus talentos o entras en tu nuevo auto. Hazlo todos los días para solidificar tus intenciones y llevarlas un paso más cerca de la realidad.[3]
Siempre imagínate teniendo éxito. Por ejemplo, imagínate consiguiendo un ascenso en el trabajo, no simplemente realizando tus actividades diarias. No querrás simplemente conseguir el trabajo, sino sobresalir en él.
Expresa tu gratitud por lo que ya tienes.
Apreciar las buenas cosas en tu vida ayudará a que te sientas mejor sobre ella, lo que sustentará tu mentalidad positiva. Enumera las cosas por las que estás agradecido en voz alta o escríbelas en un diario de gratitud. Aparte, agradece a las personas por lo bueno que llevan a tu vida.[4]
Por ejemplo, cada mañana, escribe 2 cosas por las que estás agradecido antes de salir de la cama. Esto te ayudará a empezar tu día de buen ánimo.
Medita al menos 5 minutos al día para disminuir tus niveles de estrés.
El estrés es una parte normal de la vida, pero mucho puede ser abrumador. Alivia las tensiones del día con una meditación corta que relaje tanto tu cuerpo como tu mente. Si quieres una meditación simple, siéntate en una posición cómoda, luego cierra los ojos. Enfócate en la respiración y deja que tus pensamientos vayan y vengan.
Sustituye tus preocupaciones por pensamientos sobre lo que podría ir bien.
Preocuparte puede hacer que manifiestes lo que estás tratando de evitar.[6] Cuando tengas preocupaciones, desafíalas preguntándote cuán probable es que sucedan. Luego, piensa en lo que sucedió anteriormente una vez que estuviste preocupado. A continuación, piensa cuán malo sería el peor escenario si los pensamientos que te preocupan se materializaran. Probablemente te des cuenta de que no es un gran problema a la larga.[7]
Por ejemplo, digamos que estás preocupado de que te vayas a avergonzar durante una presentación. ¿Cuán probable es que suceda? ¿Te ha sucedido antes? Si lo arruinas, ¿importaría? ¿Pensarías en eso un año después? Tal vez reconozcas que tu preocupación no es un gran problema en realidad.
Si no puedes dejar de preocuparte, escribe tus pensamientos de preocupación en un diario. Luego, guarda el diario para poder alejarlos de tu mente.
También es útil pensar en lo que sería tu vida en 5 o 10 años. ¿Lo que te preocupa importará en ese entonces? Probablemente no. Por ejemplo, es posible que te preocupe desaprobar un examen, pero es probable que ni siquiera lo recuerdes en 5 años.
Date tiempo para aprender de qué manera mantenerte optimista porque puede ser difícil.
Al principio, será difícil hacer que tus pensamientos se mantengan positivos. Es natural que los pensamientos negativos regresen a ti. Sin embargo, confronta tus pensamientos negativos de manera intencional para ayudarte a ti mismo a conservar los optimistas. Reconócelos, descártalos y reemplázalos por algo positivo. Con la práctica, te irás volviendo más positivo.
Por ejemplo, quizás termines pensando "Trabajo mucho todo el tiempo, pero parece que no estoy llegando a ningún lado". Detente por un momento y piensa por qué estás teniendo esas ideas. Luego, enumera las cosas positivas que hayas experimentado mientras trabajabas en ese objetivo, como aprender nuevas cosas o tener nuevas experiencias. Por último, decide ver algo positivo en la situación. Podrías decirte lo siguiente: "Estoy mejorando con el tiempo y estoy orgulloso de mi progreso".
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